La inteligencia artificial avanza, pero falta confianza
La inteligencia artificial está en un momento clave. Hay dos tipos principales que están en el centro del debate: la IA generativa y la IA agéntica. A primera vista, la generativa actúa como un asistente, ayudando a las personas a ser más eficientes en su trabajo. En cambio, la agéntica tiene la capacidad de tomar el control de ciertas tareas. ¿Cómo funciona? Según Julio Hutka, Director de Negocios Corporativos de Telecom Argentina, este tipo de IA puede ejecutar instrucciones, evaluar resultados y, si tiene la libertad para hacerlo, corregirse a sí misma. Todo esto lo hace con una autonomía asombrosa.
Imaginemos que le decís a un agente de IA que realice una acción. Este no solo la lleva a cabo, sino que también evalúa qué salió bien y qué no. A medida que interactúa con otros agentes, estos se ajustan entre sí, creando un sistema de autocorrección que los humanos no pueden supervisar del todo. Esta complejidad está llevando a las empresas a repensar cómo integrar la IA en sus procesos.
Hutka explica que hoy en día, mientras usamos herramientas de IA, ya se están desarrollando versiones más avanzadas. Esta rápida evolución presenta un desafío constante para las empresas, que deben adaptarse. La preocupación principal de los líderes empresariales, como los CEO, es cómo lograr resultados tangibles con esta tecnología. Implementar IA puede ser costoso, y si no se ven resultados pronto, las empresas no van a seguir invirtiendo sin un retorno claro.
Otra complicación es cómo asegurar que las soluciones tecnológicas se alineen con la propuesta de valor de cada empresa. Las organizaciones saben que deben adoptar la IA, pero gestionarla de manera efectiva es clave para evitar gastos desmedidos en proyectos que podrían terminar guardados en un laboratorio.
Hutka también participó del reciente evento SummIT 2025, donde se compartieron experiencias sobre avances tecnológicos. Desde Telecom, afirman que es esencial avanzar en IA, pero enfocándose en casos de uso concretos y escalables, para reducir el riesgo de fracaso.
Una encuesta global refleja las dudas sobre la inteligencia artificial
Una encuesta global realizada por KPMG y la Universidad de Melbourne reveló las inquietudes que aún persisten sobre la IA tanto en empresas como en individuos. Con más de 48,000 participantes, los resultados muestran que el **54%** de los encuestados se muestra reacio a confiar en la IA. Aunque el **72%** acepta su capacidad técnica, hay escepticismo sobre la seguridad y el impacto social que puede tener.
Las personas de economías avanzadas son más desconfiadas que las de economías emergentes: un 39% frente a un 57%. Sin embargo, en Argentina, más de la mitad de los encuestados (porcentaje que llega al 44%) creen que los beneficios de la IA superan los riesgos, lo que está por encima del promedio global.
Mauro Avendaño, socio de KPMG Argentina, señala que es interesante observar que en nuestro país hay un mayor uso y conocimiento de la IA, señalando que estas tecnologías son fundamentales para la evolución y supervivencia en un mercado en crecimiento.
Los datos clave de la investigación mundial sobre IA
**Uso y comprensión.** Dos de cada tres personas (66%) usan la IA regularmente. Sin embargo, el **61%** no tiene formación sobre el tema y muchos dicen tener conocimientos limitados. Comparando, las economías emergentes tienen un uso regular mayor y un nivel de formación superior al de las avanzadas.
Beneficios y riesgos. La gente experimenta tanto ventajas como desventajas al usar IA. Si bien mejora la eficiencia y la toma de decisiones, también hay preocupaciones sobre la ciberseguridad, la privacidad y la desinformación. La ambivalencia es evidente: en las economías desarrolladas, hay opiniones divididas sobre si los beneficios superan los riesgos.
Regulación y gobernanza. Un 70% de los encuestados siente que hace falta regular la IA, aunque solo el 43% cree que las leyes actuales son adecuadas. Muchos piden regulaciones internacionales y nacionales, así como una co-regulación con la industria para combatir la desinformación.
Adopción en el trabajo. Tres de cada cinco empleados la utilizan regularmente en su trabajo, siendo las herramientas generativas las más comunes. Aquí también se nota la diferencia: el 72% de los empleados en economías emergentes la utiliza, comparado con el 49% en economías avanzadas.
Impactos en el trabajo. Más de la mitad de los empleados reportan beneficios gracias a la IA, pero también sienten que su carga de trabajo podría aumentar y que la IA podría reemplazar ciertos puestos. También hay un uso inadecuado de la IA que puede generar errores y dependencia. La capacitación y la gobernanza se están quedando atrás en este camino.
Participación estudiantil. Un 83% de estudiantes está usando IA en sus estudios, destacando los beneficios. Pero hay preocupaciones sobre la dependencia excesiva y el impacto en el pensamiento crítico. Solo la mitad de los estudiantes indica que su institución tiene políticas para guiar el uso responsable de la IA.